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Independiente


El poeta de la derecha



Murió Raúl Emilio Bernao, una de las máximas glorias del Rojo, donde jugó entre 1961 y 1970. Era habilidoso, se movía por la punta derecha, jugó en la Selección y ganó, entre otras cosas, la Copa Libertadores. Tuvo duelos inolvidables con Silvio Marzolini.


Raúl Emilio Bernao, ex delantero del seleccionado argentino de fútbol y de Independiente en la décadas del '60, murió a los 66 años debido a una dolencia hepática. Los restos de Bernao serán velados, a partir de las 14, en el gimnasio Bottaro, de la sede social que el club en Avellaneda.


Bernao había nacido en la localidad bonaerense de Sarandí el 4 de noviembre de 1941, y jugó en la primera de Independiente (desde 1961 a 1970) y señaló 41 goles. Era habilidoso y se movía por la punta derecha.


Su primer campeonato con Independiente lo consiguió en 1963, integrando un equipo que conformaron, entre otros, Miguel Santoro, Rubén Marino Navarro, Tomás Rolan, Juan Carlos Paflik, Mario Rodríguez y Raúl Armando Savoy.


El 'Rojo' ganó ese torneo con 37 puntos, con 53 goles a favor y 25 en contra, seguido por River (35), y el último partido de ese torneo superó por 9 a 1 a San Lorenzo.


El recordado 'wing' también formó parte de los equipos de Independiente que en 1964 y 1965 ganaron la Copa Libertadores de América y perdieron las recordadas finales de la Copa Intercontinental ante el Inter de Milan.


En 1967, además, ganó el campeonato Nacional con una formación en la que estaban, entre otros, David Acevedo, Idalino Monges, Juan Carlos Trucchia, Elbio Ricardo Pavoni, Juan Carlos Pastoriza, Luis Artime y Anibal Tarabini.


El 'Loco' Bernao siguió dando vueltas olímpicas en 1970 junto a compañeros como Ramón Toribio Adorno, Alejandro Semenewicz, Perico Raimondo, Vicente de la Mata (h) y Eduardo Nicolás Comisso.


En 1970, Bernao se fue a jugar a Colombia al Deportivo Cali, donde estuvo apenas un año y no se adaptó. De 1971 a 1973 actuó en Gimnasia y Esgrima La Plata, donde jugó diez partidos y convirtió un gol.

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1-0 COMO LOCAL


Despedida con sonrisa



El Milan venció al Celtic por la última fecha de la Liga de Campeones y viajará a Japón para el Mundial de Clubes. El conjunto italiano quedó como líder del Grupo D y el equipo escocés también se clasificó. Inzaghi hizo el único tanto y se convirtió en el goleador histórico del torneo.

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VXV | En Escocia fue derrota


Antes de viajar a Japón para el Mundial de Clubes, Milan debía disputar su último compromiso contra Celtic por la Liga de Campeones. Cuando todos pensaban que el técnico Carlo Ancelotti iba a guardar a sus principales figuras, él hizo todo lo contrario. Este encuentro no significaba nada para el conjunto italiano, que ya había abrochado su pase a octavos de final en la jornada anterior. Kaká, Inzaghi y Pirlo, adentro de la cancha.

El rossonero ya estaba clasificado, pero no así el Celtic. Por eso, los escoceses salieron con la misión de llevarse tres puntos del Giusseppe Meazza. Aunque las noticias que llegaban desde Ucrania eran muy positivas para los dirigidos por Gordon Strachan. Oscar Cardozo, muy conocido en Argentina por su excelente paso por Newell's, abrió la cuenta para el Benfica frente al Shaktar y eso automáticamente le daba la clasificación a los escoceses. A los 22, otro golpe del paraguayo que indefectiblemente perjudicó el desarrollo del partido entre Milan y Celtic. Con ese resultado, ambos ya estaban en la siguiente ronda y el partido perdió el sentido.

En el complemento, Milan fue un poco más audaz y logró su merecido. Después de mucho intentar, apareció Filippo Inzaghi para grabar su nombre en la Liga de Campeones. Con ese tanto no solo le daba el triunfo a su equipo, sino que superaba al alemán Gerd Müller en la tabla histórica de goleadores del torneo. Sumó 63 y ya entró en la historia grande de la Champions. Pasaron los minutos y los italianos se aferraron al 1-0.

Los dirigidos por Ancelotti ya están listos para viajar a Japón, donde se pueden encontrar nuevamente con Boca. Por su parte, Celtic logró su cometido y el Benfica con su victoria por 2-1 accedió a la Copa UEFA.

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BOCA 1 - LANUS 1


Campeón de ley



Gritalo fuerte, Granate, porque lo ganaste con las mejores armas. Qué sueño ni sueño, sos por primera vez en tu historia campeón del fútbol argentino. Sí, el campeón más sorpresivo, el campeón de las buenas intenciones, el campeón de los pibes, el campeón que juega fácil, el campeón de un señor conductor como Cabrero. Hay un lindo campeón, a no dudarlo.

Se sentían el humo y el ruido. Desde hacía rato, en realidad. La locomotora de la ilusión granate arribaba a la que podía ser la última estación de su recorrido. Lanús tenía todo para subirse a un tren que, a su paso, sólo dejaba gloria y partes de un sueño que cada vez tomaba más forma. El anfitrión, Boca. El escenario testigo, La Bombonera. Tarde de sol, divina para jugar al fútbol. En una polémica decisión de los dirigentes xeneizes, los hinchas visitantes disponían de apenas 2.860 entradas. Por eso, la gran mayoría se reunía en el estadio de Guidi y Arias, para verlo en una pantalla gigante. Le alcanzaba el empate al conjunto del Sur para consagrarse campeón por primera vez en su vida. En caso de perder, debía esperar que Tigre no le gane a Argentinos en La Paternal. Comenzaba una jornada que pretendía perpetuarse en la historia grande.



Todavía quedaban vestigios de lo sucedido el 10 de diciembre de 2006. Aquel domingo, Lanús derrotó a Boca en esta misma cancha y le puso suspenso al campeonato que finalmente vio coronarse a Estudiantes. Existía la sed de revancha, sí, aunque las energías del local, ya sin chances en el Apertura, apuntaban de lleno al Mundial de Clubes de Japón. Esto se demostraba, por empezar, en los titulares: aparecían Krupoviesa, Vargas, Bertolo, Alvaro González y Bueno, entre los nombres que habitualmente no juegan desde el arranque. Los once de Ramón, mientras tanto, salían de memoria. Bossio, Graieb, Ribonetto, Hoyos, Velázquez, Blanco, Pelletieri, Fritzler, Valeri, Acosta y Sand querían calzarse la pilcha de héroes para siempre.



Mucha pausa, estudio excesivo y lógica calma fueron los puntos que relucieron en el inicio. Conforme con el resultado parcial, que lo catapultaba sin escalas al éxito, el Granate planteó un partido inteligente. Esperaba en su campo, buscaba espacios para lastimar con la velocidad que imprime de tres cuartos hacia adelante y controlaba, sin pasar sobresaltos, los tibios intentos que provenían de la vereda de enfrente. Dentro de ese panorama, claramente marcado por la quietud, la primera chance de peligro llegó recién a los veintitrés minutos. Palermo peinó tras un largo pelotazo y Bueno apareció solo. Se perfiló para su zurda y hasta el arco pareció abrírsele. Sin embargo, la definición del uruguayo se fue desviadísima. A partir de ese momento, ambos se enchufaron y el trámite levantó en vibraciones. Algo que, dadas las circunstancias, no podía faltar.



También creció Lanús. Fortificó su solidez defensiva, logró el equilibrio justo entre juego y combate, en el medio, e inquietó con la movilidad de sus delanteros. Así, fue acercándose lentamente al arco rival. Vargas cerró oportunamente en un avance de Acosta, Velázquez probó con un tiro libre que se fue por arriba y, a ocho del descanso, Acosta mandó un centro cerrado desde la derecha y Caranta la tocó. A la salida de ese tiro de esquina, el estruendo dejó paralizados los corazones de toda la familia granate. Porque Sand ganó en las alturas del área xeneize y clavó el 1-0 con un cabezazo inatajable. Delirio, griterío enloquecido, festejo enfervorizado. El goleador rompía el molde y desataba una fiesta en la cabecera visitante. Ni que hablar en el Sur. El título estaba más cerca que nunca.







Boca quería ser algo más que el organizador de la celebración ajena. Y fue a buscar, al menos, el empate. Enseguida nomás, tuvo una oportunidad para lograrlo. Pero Bueno, lejos de hacerle honor a su apellido, volvió a dar muestras de cómo no hay que definir y cabeceó muy alto. Al ratito, Russo hizo dos cambios. Dátolo y Gracián entraron por Bertolo y Alvaro González. Aunque las noticias llegaban procedentes de La Paternal. A través de un penal, Argentinos vencía a Tigre. La palabra "campeón" cada vez le iba mejor al equipo de Cabrero, que era feliz con ver girar hasta el hartazgo las agujas de un reloj que ya había aceptado rendirse ante la realidad. Después de un cierre providencial de Paletta frente a Valeri, Bueno dispuso de la última. Y como toda la tarde, perdió. Esta vez, Bossio adivinó su intención de tocar la pelota por arriba y controló sin problemas. Fue la última porque lo reemplazó Boselli.



Y el recién ingresado, en dos minutos, hizo más que el uruguayo en más de una hora. Aguantó tras un toque de Palermo, de cabeza, y le devolvió la bola al goleador, que resolvió de zurda ante Bossio y regresó la paridad a los números: 1-1. El empate les caía bien a los dos. Llegó la expulsión de Vargas por un patadón a Acosta, las variantes de Cabrero -Benítez, Salomón y Sigali por Velázquez, Salomón y Acosta, respectivamente- y una espera que los hinchas vivían con ansiedad desbordante. Caranta tapó a Sand y atoró a Blanco, en dos ocasiones que bien pudieron haberse convertido en la victoria de este brillante Granate.



Por un momento, los cuatro minutos que adicionó Pezzotta dieron sensación de eternidad. El tiempo no pasaba. El instante de gloria y desahogo, merecido después de tanta tensión acumulada, se dilataba. Los segundos parecían durar horas. Lanús veía correr cada una de las imágenes de su historia en un sueño que se extendía por demás. Pero el pitazo final del árbitro sonó y se escuchó. En La Bombonera. En Guidi y Arias. Y en cada rincón del planeta donde hubo un hincha del Grana. La emoción regó el domingo de lágrimas. La locura de la vuelta olímpica fue el último intento de la naturaleza por despertar a este gigante plantel de Cabrero. Aquella derrota del debut ante Independiente, a principios de agosto, resultaba tan lejana como el 3 de enero de 1915, día de su fundación. Las palabras sobran. Lanús está en la cumbre del fútbol argentino. Lo que queda es aplaudir.

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BETIS 0 – ATLÉTICO MADRID 2


Noche de Brujas



El uruguayo Forlán marcó el primero para el equipo de Aguirre y sobre el final aumentó Raúl García. No les fue bien a los argentinos: Leo Franco y Agüero salieron reemplazados en el complemento, y Maxi Rodríguez jugó lo 90 minutos. Cúper está muy discutido como DT del local, donde Pavone fue titular. El Colchonero quedó 4º a cinco del líder Real Madrid.


El Atlético de Madrid ganó hoy por 2-0 en el campo del Betis, un triunfo que sitúa al equipo rojiblanco en la cuarta posición de la Liga española y a su rival en una grave crisis.

El encuentro, correspondiente a la decimocuarta jornada de la Liga española, fue muy trabado y lleno de fricciones, pero la sociedad formada ante Sergio Agüero y Forlán resultó decisiva.

El Atlético de Madrid fue muy superior en la primera parte y marcó el gol a los 34 minutos, cuando Agüero puso un gran balón hacia la carrera de Forlán, quien bajó el balón y cruzó hacia el palo largo del arquero portugués Ricardo.

La sentencia llegó en el último minuto gracias a un gol de Raúl García. El conjunto de Aguirre mantiene su excelente progresión y se sitúa a un solo punto del Villarreal y el Barcelona, y a cinco del Real Madrid, líder de la Liga española.

Por contra, el Betis se mantiene en la penúltima posición del torneo y el técnico argentino Héctor Cúper permanece al borde del despido.

Por otro lado, el Valladolid venció por 2-0 a un Villarreal que se desinfló en las dos últimas jornadas, en las que sólo sumó un punto. El Valladolid apenas tardó 18 minutos en marcar su primer gol, gracias a un espectacular cabezazo de Joseba Llorente, y la sentencia llegó a los 56 minutos, con un contraataque culminado por Víctor. El equipo albiceleste se aleja de los puestos de descenso y el Villarreal queda rezagado en la lucha por el título.

La peor noticia de la jornada se produjo en Getafe, donde Descarga, jugador del Levante, salió del campo en ambulancia después de un brutal choque con la cabeza del centrocampista local Rubén de la Red. Por fortuna, el futbolista herido recuperó la consciencia en el hospital y quedó fuera de peligro.

El Getafe acumuló su cuarto triunfo en los últimos cinco encuentros al ganar por 2-1 a un Levante que sigue último. El Recreativo de Huelva salió de las posiciones de descenso al ganar por 2-1 a un Zaragoza que sigue alejándose de los puestos europeos.

Además, el Deportivo de la Coruña se situó en puestos de descenso al perder por 2-1 en casa ante el Osasuna, mientras el Mallorca cedió un empate a un tanto ante el Murcia.

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OLIMPO 4 - RIVER 0


Una pesadilla




El Millo sufrió una dura goleada en Bahía y no gana desde el 21 de octubre. Desde entonces, entre Apertura y Sudamericana, igualó 5 y perdió 3. Pinto, Páez, Lujambio y González marcaron para el local.

¿Se puede estar peor? Difícil. El presente de River es negro, bien negro. Casi como lo fue su campaña a lo largo del semestre. Esta tarde cayó rotundamente por 4-0 ante Olimpo en Bahía Blanca y la sensación es que el equipo de Jorge Gordillo, el técnico interino, navega sin rumbo. El que lo aprovechó fue el local que logró un triunfo clave en su pelea por mantener la categoría. Gustavo Pinto, Javier Páez, Josemir Lujambio y Leandro González marcaron los goles.

De esta manera, el Millo cayó ante Olimpo como ya lo había hecho ante los otros tres ascendidos (Tigre, Huracán y San Martín de San Juan), esta vez con un derrumbe que se insinuó a los 21 minutos del segundo tiempo, cuando Páez anotó el segundo tanto con un cabezazo. Y se certificó poco después, con expulsión de Danilo Gerlo y penal que derivó en el tercer gol.

Hasta ese momento, incluso, la victoria del local podía considerarse exagerada. Es que en el arranque fue todo muy parejo. River llegó mejor con remates de media distancia. Ponzio, por ejemplo, rompió el palo en un tiro libre. Pero enseguida, tras un tiro de esquina, el juvenil Oliva le erró a la pelota y Pinto, un ex Boca, no perdonó. Remate esquinado, imposible para Ojeda. Los de Saporiti pasaban al frente casi sin merecerlo.

Durante la primera parte, la visita pudo empatar. La más clara fue un cabezazo de Marco Ruben, tras centro de Rosales, que se perdió cerca del palo. Olimpo tuvo la suya con un buen disparo de Morales que Ojeda rechazó al córner. Augusto Fernández tuvo el empate pero Cauteruchi voló y lo evitó.

River arrancó la segunda mitad con mucha vocación ofensiva, pero Olimpo se plantó y se dedicó a contragolpear. A los 12, Diego Barrado (entró por Matute Morales, lesionado) sacudió el travesaño con un misil. Nueve más tarde, el volante envió un centro que Páez, ante la pasividad defensiva del equipo de Gordillo, de cabeza transformó en gol.

Pero la suerte no está del lado del Millo. Porque pudo haber descontado al toque cuando un remate del ingresado Almerares dio en el travesaño. El partido se cerró definitivamente a los 28 de la etapa final: Danilo Gerlo vio la roja directa (presunto golpe sobre Lujambio) y penal para Olimpo. El delantero remató, Ojeda rechazó pero el uruguayo, exigido, conectó de zurda el rebote y puso el 3-0. Y enseguida, como para certificar el derrumbe, Leandro González pisó el área por la izquierda y puso el 4-0 con un remate alto. Lapidario.

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COPA SUDAMERICANA: AMERICA 2 - ARSENAL 3


Quedó Grance



Pésimo el árbitro: dejó pegar, no vio una mano de Caldera en el 2-2 y cobró un offside ¡de un lateral!

El árbitro paraguayo Ricardo Grance dirigió muy mal. No estuvo a la altura de la final y en ningún momento controló el partido con suficiencia. En el segundo gol de Arsenal, el primero del Papu, Calderón acomodó la pelota con las dos manos para después habilitar a Gómez. Y claro, no la vio porque estaba lejos de la jugada, como hizo durante todo el partido. Además estuvo muy permisivo con las faltas y tardó en mostrar las tarjetas. Matellán le puso un planchazo muy fuerte en el gemelo derecho a Cabañas, en los primeros minutos, y el juez sólo dio falta. Además, Mosquera debería haber sido expulsado ya que hizo tres faltas de amonestación y sólo recibió una. A favor del morocho, y también en contra de hombre de negro se puede mencionar que Oscar Rojas le hizo dos penales que el paraguayo, claro, tampoco vio. Y como si todo esto fuera poco, para colmo de males, junto con Tiburcio Gauto, su segundo asistente, le cobró a América un offside de ¡un lateral! Sin ninguna duda, la final de la Sudamericana le quedó Grance. Habrá que ver si el colombiano Oscar Ruiz, el pito elegido para la revancha, está a la altura de una serie decisiva...

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